La hernia discal es una patología bastante frecuente que puede aparecer a cualquier edad siendo más habitual entre los 30 y los 50 años. Muchas veces se desconoce la causa concreta que ha provocado su aparición. Adicionalmente, por su sintomatología puede confundirse con otras afecciones, como una lumbalgia o ciática. Te contamos todas las claves sobre el tratamiento de la hernia discal: en qué cosiste y cuáles son las causas y de esta patología.
Las vértebras que forman la columna están amortiguadas por discos que son como pequeñas almohadas. Cuando tenemos una hernia de disco significa que esos discos están dañados y desplazados.
Debido a este desplazamiento, el disco presiona los nervios espinales porque no hay suficiente espacio en el canal espinal. Esto produce un dolor severo localizado en diferentes zonas:
Es complicado averiguar las causas que han dado origen a la hernia de disco, pudiendo deberse:
Respecto a los síntomas, pueden variar dependiendo de la propia ubicación del disco intervertebral y de si el disco, al desplazarse, está presionando un nervio. No obstante, en general, los síntomas más habituales pueden ser:
Un signo que caracteriza además a la hernia de disco es que el dolor es más presente cuando se permanece de pie inmóvil que al caminar. También mejoraría al tumbarnos pero no al sentarnos.
La manera más eficaz de confirmar el diagnóstico es la realización de ciertas pruebas como pueden ser una resonancia magnética o una electromiografía para determinar el grado de la hernia y decidir el mejor tratamiento según la necesidad concreta del paciente.
El tratamiento conservador para evitar una cirugía. Suele ser suficiente para revertir el dolor y siempre debe ser la primera opción, salvo que exista debilidad muscular, imposibilidad para caminar o el síndrome mencionado de cola de caballo.
El tratamiento precoz de los síntomas a través de la fisioterapia puede permitir evadir una cirugía. A través de la osteopatía, al uso de nuevas tecnologías como Indiba o SCENAR (sistema de neuroestimulación y neurofeedback que influye de forma inmediata en la modulación del dolor,) podemos lograr excelentes resultados y evitar como decimos, técnicas más invasivas como una cirugía.
Siempre debemos acudir en primer lugar a un fisioterapeuta especializado que valorará nuestro caso concreto y podrá aconsejarnos acerca de las pautas a seguir.
Otros tratamientos no quirúrgicos pueden consistir en:
pero éstos no deben ser la primera opción ante una hernia discal, pues con las avanzadas técnicas de fisioterapia y la combinación adecuada de tecnología, se puede llegar a evitar hoy en día el reposo y la medicación.
En los casos más graves, en los que sea necesaria una cirugía, ésta consistirá en liberar la raíz nerviosa que ha quedado comprimida y que está originando el dolor tan intenso. Existen distintos tipos de cirugía siendo el más eficiente la extirpación de la hernia, llamada discectomía, que además evita que se vuelva a repetir. Se realiza a través de una pequeña incisión de unos 2 a 6 cm. La micro-discectomía lumbar es muy poco invasiva y es la más común.
Posteriormente a una cirugía de hernia discal, el paciente va a permanecer de 1 a 3 días en el hospital, pudiendo incorporarse al día siguiente. Tras el ingreso hospitalario se guardará reposo relativo, pudiendo salir y caminar pero sin doblar la cintura durante 1 mes aproximadamente. La rehabilitación y la fisioterapia van a resultar imprescindibles para conseguir una buena recuperación posterior.
En Fisioterapia Vicetto contamos con excelentes profesionales que te acompañarán en todo el proceso de rehabilitación de una hernia discal, hayas necesitado cirugía o no. Contáctanos para analizar tu caso y orientarte sobre el mejor tratamiento y momento para iniciarlo.
Por último, queremos indicar algunos consejos sobre qué podríamos hacer en nuestro día a día para evitar una hernia discal.
El ejercicio suele ser un método muy eficaz para prevenir la hernia discal, al fortalecerse los músculos del tronco que estabilizan y sostienen la espalda. Una postura correcta tanto de pie como si se pasan muchas horas sentado, es también fundamental. Hay que tener mucho cuidado al levantar objetos pesados, haciendo más fuerza sobre las piernas que en la espalda. Por último, es aconsejable mantener un peso saludable para ejercer más presión de la debida en los discos de la espalda.